Fumar marihuana parece que está de
moda, como en su día lo fue abrir un bar en una esquina, o
después montar una inmobiliaria, o después crear una frutería, o
incluso ahora tener también un móvil con Internet. Paseando por
la calle, cualquiera puede inhalar estos efluvios, fruto de las
emanaciones de un viandante fumador que camina delante de
nosotros con la mayor indiferencia, sin preocuparse de que haya
niños detrás. Lo curioso, es que en esta moda no hay diferencia
generacional, ni se requiere madurez ni inteligencia alguna;
así, fuman mayores y jóvenes, quizá sin la mayor conciencia de
problema, porque piensan que es algo natural, que incluso ellos
mismos se cultivan en casa.
Pero que sea natural no quiere decir
que sea inocuo. De hecho, en la naturaleza hay setas, hierbas,
bayas u otros elementos que directamente resultan mortales en su
estado natural. Aunque en este caso quizá no se trate de una
planta mortal, un porro equivale de cara a una afección
pulmonar, a fumar 6 ó 7 cigarrillos de tabaco, además de la
alteración del funcionamiento del cerebro, algo sin duda nada
sano, natural o ecológico.
También hay quienes defienden su
legalización considerando que ocasionaría menos consumos y
problemas que su prohibición, pero el alcohol y el tabaco son
legales, se consumen más que los porros y todos conocemos las
muertes por accidentes de tráfico que produce el alcohol o por
las enfermedades respiratorias que produce el tabaco, que al
igual que sucede con los porros, también afectan a los llamados
“fumadores pasivos”, es decir, a quienes están respirando al
lado de otro que está fumando.
Igualmente, en su defensa, hay quienes
se acogen a los efectos terapéuticos que se dicen de esta
particular planta, por lo que creen que tampoco ha de ser tan
mala. Pero estos efectos se utilizan de forma controlada en
algunos casos de cánceres terminales, valorando que aporten más
beneficios que riesgos. Entre ellos, a largo plazo provoca
pérdida de memoria, reduce el rendimiento, altera las
capacidades cognitivas... Aumenta el riesgo de padecer psicosis,
esquizofrenia o depresión...
Pero bueno, después de todo, quienes
fuman estarán seguros de que es algo que controlan, que no
necesitan, que pueden dejar cuando quieran, que no supone una
adicción, quizá sin ser capaces de estar un mes sin probarla. En
realidad, tampoco se paran a pensar que el cerebro dirige todas
las funciones del resto de los órganos del cuerpo; así, es la
base de la inteligencia humana, memoria, deseos, sentimientos y
emociones. La especie humana nació para usar su cerebro. Los
porros juegan con él lo destruyen poco a poco. Cuanto antes se
empieza a fumar, peores son sus consecuencias.
Daniel Balaguer
Monitor ocupacional
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