
La terapia asistida con animales
es una estrategia de intervención complementaria al
tratamiento profesionalizado tradicional que utiliza la interacción
con animales como medio para alcanzar los objetivos de un proceso de
rehabilitación, reeducación, integración y socialización de una
persona.
Puede utilizarse el apoyo de
cualquier especie animal siempre que haya una planificación y
trabajo previo especializado que adecúe las condiciones de las
actividades a las necesidades de intervención. Por lo general el uso
más común y por tanto del que más conocemos los efectos, es de la
terapia asistida con perros. Hay muchas razones para recomendar al
perro como animal terapéutico que sumadas a su accesibilidad y bajo
coste económico nos llevan a proponerlo por encima del delfín, el
caballo...y cualquier otro.
Los adolescentes con problemas
de conducta manifiestan actitudes de impulsividad, agresividad,
impaciencia, baja autoestima, conductas de riesgo y desafiantes,
dificultades de atención y concentración...lo que suele provocar
dificultades en el aprendizaje, fracaso escolar y conflictos en sus
relaciones interpersonales tanto con la familia como con el entorno.
También pueden generar en el propio adolescente estados emocionales
patológicos relacionados con la ansiedad, el estrés y la depresión.
La terapia asistida con perro
aporta una experiencia activa, dinámica, basada en un entrenamiento
directo de las capacidades más deficientes en la persona para servir
de refuerzo y complemento importante de la terapia tradicional
generando situaciones de contacto e interacción con el animal que
difícilmente pueden ponerse en marcha con otras alternativas
terapéuticas:
-EL ANIMAL COMO GENERADO DE
ESTADOS DE ÁNIMO: se ha asociado el contacto con animales de
compañía a la transmisión de estados de tranquilidad que favorecen
las capacidades de atención y concentración. Acariciar un perro,
dedicarle tiempo, atendiendo a sus estados procurando descifrar un
lenguaje diferente al propio, basado en la comunicación no verbal y
la incapacidad de anticiparme a lo que va a hacer genera la
necesidad de centrar la atención en él y controlar mis propios
impulsos inhibiendo mi comportamiento, lo que se verá reforzado por
los beneficios fisicos demostrados en cuanto a reducción de la
presión arterial y otros relacionados con la reducción de la
ansiedad.
-EL ANIMAL COMO OBJETO
TERAPÉUTICO: la utilización de un perro como objeto terapéutico a
la hora de trabajar con adolescentes es muy positivo ya que el propio
animal abre la puerta a la expresión de sentimientos y emociones que
posibilita un intercambio de información que es posible que no se
haya contado al terapeuta, y permite reducir niveles de ansiedad,
estrés, inseguridad, y profundizar en la terapia. Además puede
aportar una mejora significativa en el trabajo de la atención,
concentración, la autodisciplina, la autoestima, la sensibilidad, el
amor desinteresado, el respeto, la constancia, la perseverancia, la
empatía...y otros múltiples campos de aplicación. Tengamos en
cuenta que el animal no representa ninguna amenaza para el
adolescente y se convierte en un compañero con el que se entabla una
relación con cierto grado de complicidad lo que favorece la
superación del obstáculo creado en las terapias tradicionales al
posicionarse el adolescente en confrontación al mundo representado
por los adultos: padres, profesores, terapeutas..etc.
-EL ANIMAL COMO REFUERZO: puede
darse también la situación de necesitar un refuerzo en la
intervención de aspectos ya trabajados que precisen de un
entrenamiento experimental. En estos casos, el perro puede funcionar
como modelo o potenciador del aprendizaje. Tareas como cuidarle,
alimentarle, cepillarle, asearle, provoca un impacto positivo en el
propio autocuidado, así como el entrenamiento en normas de
obediencia básica lo genera en la propia autodisciplina...etc.
En definitiva se trata de
encontrar vías y canales de comunicación e interacción con
adolescentes con conductas problemáticas con el fin de establecer
una vinculación emocional que favorezca la consecución de los
objetivos planteados en la terapia favoreciendo la motivación, la
adherencia y la permeabilidad del adolescente al proceso
rehabilitador como los más importantes factores de éxito del
tratamiento.
Cande Prats
Diplomada en Trabajo Social
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