Como dice la canción “Ni contigo, ni sin ti…” la vida en familia es como esta copla “tiene mis males remedio, contigo porque me matas y sin ti porque me muero…”. Se refleja la contradicción de emociones y sentimientos que surgen en las familias en conflicto.
Cuando una familia
descubre que su hij@ tiene problemas con las adicciones, una serie
de emociones y sentimientos afloran, rabia, ira, confusión,
tristeza,... frases como “qué habremos hecho mal” hacen sentir a
los padres que el “mundo se nos cae encima” y que no han sido
buenos padres. Sienten odio y rabia hacia su hij@, pero a la vez
cariño, ternura y compasión.
Hay una confusión
interior, el no querer ver, el no saber hacia dónde ir, el querer
ayudar y no poder,… y todo esto sumado a las conductas problemas
que se desencadenan.
El hij@ empieza a
mostrar conductas violentas, a no obedecer, a no cumplir normas, a
“no ser el hij@ que era”, a deteriorarse física y
psicológicamente, y aquí comienza la copla, el “te quiero, pero
te odio”, el “ni contigo, ni sin ti”.
La
familia se encuentra en una fuente de estrés constante por la
situación vivida, ya que uno de sus miembros ya no es la/el que era.
Se vive como una pérdida,
en la que se genera un gran vacío y profunda tristeza.
Muchos
padres lo experimentan como una de las situaciones más duras que han
vivido, un conflicto constante. No entienden que el hij@ que han
cuidado toda su vida se comporte así con ellos. Se preguntan
constantemente “¿qué hemos hecho mal?”, “¿en qué nos hemos
equivocado?”, preguntas que atormentan sus ”cabezas”, y
empiezan a aparecer problemas
de ansiedad y depresión en la familia, todo envuelto en un manto de
dudas y contradicciones. Pasar por este sentimiento de culpa, puede
ser positivo, ya que nos permite darnos cuenta de que algo no
funciona bien, que tenemos que rectificar acciones y asumir
responsabilidades.
Qué hacer ante esta
situación en la que nos encontramos confundidos, perdidos, y no
sabemos dónde acudir. Hay que pedir ayuda, acudir a profesionales y
a centros especializados.
La familia tiene que
saber que no está sola en esta situación. Se tiene que sentir
acompañada y apoyada por los profesionales, y por otras familias que
están pasando por lo mismo.
Aprender a manejar
la situación, les ayuda a llevarla mejor. Buscar la raíz del
problema nos ayuda a resolverlo y a intervenir mejor sobre él. El
quitarse la culpa y buscar soluciones a los problemas, hace que las
familias se sientan más fuertes y decidan actuar.
Es importante salir
de la atadura emocional en la que se encuentran, esto no significa
“desprenderse” del hij@, sino empezar a mirar los problemas desde
otro punto de vista, valorando el papel que cada miembro de la
familia juega. Dejar los lamentos y los reproches, dejar de vivir la
vida desde la situación del hij@.
Desde mi experiencia
profesional en este ámbito, decir que cada miembro de la familia
debe valorarse y dedicarse a él, para poder llevar mejor la
situación en la que se encuentran.
Es el momento de
pedir ayuda, y empezar a trabajar con uno mismo, tener un espacio
para nosotros, para cuidarnos, para respetarnos, para tenernos en
cuenta. Si no hacemos esto, seguiremos en la copla “Ni contigo, ni
sin ti,…”.
María
de la Huertas Ferrando Fenor
Psicóloga
Centro de Día AFAD – Grupo ARAE.
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