La
marihuana es una combinación de hojas, tallos, semillas y flores de
la planta conocida como cáñamo (Cannabis sativa). La "sin
semilla", el hachís, y el aceite de hachís son las variaciones
más potentes de la marihuana.
En
todas sus modalidades, la marihuana afecta la mente. Es decir, que
altera la función normal del cerebro debido a que contiene el
ingrediente químico activo llamado THC
(delta-9-tetrahidrocanabinol). Además, la planta de la marihuana
contiene otras 400 sustancias químicas adicionales.
Existen
muchas razones por las que algunos niños y adolescentes consumen
marihuana. La mayoría de las personas que fuman marihuana lo hacen
porque tienen amigos, hermanos o hermanas que la usan y les presionan
a probarla. Algunos jóvenes la fuman porque ven a otros adultos en
su familia usándola. Otros piensan que fumarla les hace populares o
envidiables, porque las canciones modernas la mencionan, o porque ven
que la usan en las películas o en la televisión., además de la
baja percepción de riesgo que se tiene de ésta sustancia.
Algunos
adolescentes pueden pensar que necesitan la marihuana y otras drogas
para ayudarles a escapar de problemas en casa, la escuela o con
amigos.
Debemos
tener en cuenta que la marihuana afecta la memoria, la percepción y
la habilidad de juzgar. Para los jóvenes, la droga puede realmente
afectar el desempeño en la escuela, los deportes, los clubes
sociales, y las relaciones con otros amigos, con la consiguiente
problemática que ello supondría. Estos efectos
son aún más graves cuando se mezcla la marihuana con otras drogas.
Los estudios muestran que cuando un individuo ha fumado
marihuana en cantidades grandes durante varios años, aparece una
afectación de las partes del cerebro que controlan la memoria, la
atención y el aprendizaje. Para que una persona pueda aprender y
desempeñar tareas simples, es necesario que tenga una capacidad
normal de memoria reciente.
Fumar
marihuana causa algunos cambios en el cerebro como los causados por
la cocaína, la heroína y el alcohol.
Algunos
investigadores creen que estos cambios pueden aumentar el riesgo de
que una persona se haga adicta a otras drogas, como la cocaína y la
heroína. Los científicos aún están estudiando las distintas
formas en que la marihuana puede afectar al cerebro.
Además
estudios a largo plazo de estudiantes de secundaria,
demuestran que el riesgo de usar cocaína es 104 veces mayor para
personas que han probado marihuana que para los que nunca la han
probado.
La
marihuana pone a los jóvenes en contacto con personas que usan y
venden ésta y otras drogas. En este sentido, sí existe mayor riesgo
de que los jóvenes estén más expuestos y tengan mayor tentación
de probar otras drogas.
Por
todo ello, debemos empezar a dar la importancia real que tiene éste
tipo de sustancias y a no seguir minimizando sus riesgos. Debemos
escuchar a nuestros hijos,
ser claros y firmes sobre el hecho de que no se deben usar drogas y
alcohol. Ayudar a nuestros adolescentes a resistir las presiones de
los amigos de probar las drogas. Conocer a los amigos y a los padres
de los amigos de nuestros hijos. Vigilar los lugares a donde van.
Supervisar las actividades que realizan y hablar con ellos
frecuentemente.
Raquel
del Alamo Ferrandez
Trabajadora
Social
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